Harta

Sí, estoy harta. Harta de vos, de tu tan particular forma de ser. De tus ideas y vueltas. De tus silencios. De tus palabras. Harta de caer una y otra vez en el mismo infierno. Harta de pensar qué estás tramando. Harta de pensar mil y un veces si decirte o no palabras tan simples e inofensivas. Harta de pensar si está bien confiar una vez más en el delirio de tus labios. Harta de pensar.
¿Es tan difícil que entiendas que necesito que por una vez en tu vida seas vos el que pise el acelerador? ¿Es tan complicado de entender que estoy paralizada por el miedo, que no me puedo sentar a esperar a que te des cuenta de que eso que no sabés manejar se llama amor? ¿Es tanto pedir que por una sola vez, una sola, no te importe que puedas perder más de lo que podés llegar a ganar? ¿Es demasiado pedirte que me agarres fuerte la mano y me hagas entender de una vez que verdaderamente querés estar conmigo?
No aguanto un minuto más de incertidumbre. No aguanto un minuto más a tu lado con tus ojos contradiciendo tus palabras. ¿Sos idiota? No te das cuenta que no podés pretender poner distancia con tus palabras si tus ojos se niegan a ocultar lo que sentís cuando me tenés cerca.
Harta, de vos, de mi, de esta historia, de que nada avance, de que si avanza y tengo miedo y me acurruco en la cama como una nena chiquita que le tiene miedo a la oscuridad, no tespero promesas de amor eterno, sólo espero que prendas la luz, me abraces y me digas, aunque sea en ese momento, que todo va a estar bien.
Quiero que te plantes frente a toda tu inseguridad y le digas que se vaya. Quiero que te plantes frente a todos mis miedos, y les digas que ya no tienen nada que hacer acá. Que entiendas, por fin, que cada vez que te miro, cada caricia, cada abrazo, es solo un triste intento más por demostrarte que te quiero, asi como sos, que conozco todas tus debilidades, todos tus defectos y, mal que me pese, estoy dispuesta a aceptarlos. Lamentablemente no sólo no me dejás sino que es imposible que eso pase hasta que vos no los aceptes primero.
Estoy harta de tu espejo, de tu ego incalculable, de que tu cabeza se resuma a una sóla fórmula de costos y beneficios en la que indefectiblemente termino yo pagando más de lo que gano.
No me creo más el cuento de hadas, no busco ser tu princesa y estás muy lejos de ser mi príncipe azul. Pero te quiero, y estoy harta también de quererte, de no poder evitar sentirme en paz en tus brazos.
Si me vas a amar, hacelo de una vez, agarrame la mano antes de que termine de caer, sosteneme, así como intento por todos los medios posibles sostenerte a vos. Porque así no me sirve, no me alcanza, no me rinde. Y te repito: me tenés harta.